
Gracias al cristal tratado con nanopartículas, si dejamos caer una gota, esta no se esparce, más bien al contrario, se resbala hasta desaparecer de la superficie, sin dejar ningún rastro. Además sería de gran utilidad el probar las nanopartículas anti-agua en el interior de diversos gadgets y así conseguir proteger a fondo nuestros dispositivos electrónicos de los líquidos.